¿Por qué nos derrotaron el 4 de septiembre del 2022? La ausencia del partido de los trabajadores y el objetivo socialista.

Cuando queremos explicar el resultado del plebiscito del 4 de septiembre del 2022, entre la opción Apruebo o Rechazo a la propuesta de nueva constitución, nos aparecen muchas preguntas, sin embargo, creemos en esta oportunidad, nuestro análisis lo enfocaremos en un punto que no se ha mencionado lo suficiente.

Muchas personas y organizaciones (izquierda socialista y organizaciones populares) rasgan vestiduras culpando a los Partidos del orden (partidos de la ex concertación, frente amplio y la derecha en general y sus extremos), a sus recursos mediáticos y económicos, a la falta de unión de la izquierda en general, en fin, la culpa es de los otros y no asumiendo las suyas, pero culpando al adversario.

Quizás hay que recordarles que: “en la guerra el oponente siempre querrá vencernos”, es simple lógica, entonces: ¿Por qué se rebusca tanto y se argumentan decenas de excusas, para explicar la derrota?, podemos decir con total seguridad, que la derrota del plebiscito, es producto de la homogeneidad ideológica y cultural, de las ideas burguesas neoliberales que coaptan al más humilde, hasta el más armado políticamente.

¿Pero cuál es nuestra culpa?

Más de alguna vez, los ideólogos revolucionarios y patrones de sus parcelas sociales, acuñaron la frase: “El neoliberalismo se instaló en Chile a sangre y fuego”, cosa que es evidente, también reconocieron que los valores neoliberales son excluyentes, competitivos a cualquier costo y fomentan antivalores, como lo son, por ejemplo: el individualismo, la apatía social, el consumismo irracional, la discriminación de los más humildes, por enumerar solo algunos. Pero ¿Qué hacemos para contrarrestar esos antivalores, que en el fondo es la cultura neoliberal? Es bien sabido que, a nuestros pueblos, los han adoctrinados para cumplir una función en un mundo unipolar, en donde los antiguos países coloniales imperialistas, ordenan al planeta en función de sus intereses explotadores, estos países se ubican mayoritariamente en Europa, teniendo como centro rector en Norte América a EE. UU, la cultura neoliberal alinea a hombres y mujeres, bajo una supuesta libertad que a menudo termina con la degradación de las personas.

El modelo neoliberal, no solo nos habla de libertad, también nos entrega sus “valores y cultura”, sus valores no tienen limite, por un lado nos estimulan a ser el número uno en lo que hacemos, por otro lado nos da libertad de hacerlo a costa de los demás, es decir, estimula en forma muy sutil la envidia, el egoísmo y legítima la explotación y el robo del trabajo ajeno, eleva a nivel de héroe a las personas que logran mejorar sus condiciones de vida, revelando sus penurias y sacrificios para llegar a un puesto o un título que le da un estatus social más alto, como si el derecho a vivir bien fuera parte de un Reality show. Por otro lado, al pueblo explotado, le cubren los cinco sentidos para naturalizar el estatus quo, glorificando la empresa privada, aceptando como algo benévolo que mafiosos de terno y corbata administren la educación y su propia salud, en donde la libre competencia es el eje moral al clasificar a las familias trabajadoras. La cultura del neoliberalismo es: Egoísmo, envidia, sumisión al mercado y al empresario privado, la competencia descarnada instalada en las mentes de las personas, por lo tanto, sus decisiones parten de esos valores, y en eso nadie está libre, ni los más revolucionarios.

Una vez instalada la dictadura en Chile, se comenzó a implementar a través de los medios de comunicación y el sistema de educación, los valores neoliberales, su objetivo en esa etapa, era despojar al pueblo de la “influencia marxista”, la que por décadas venia inculcando sus valores y cultura, y para lograr ese objetivo, se utilizó el exterminio de dirigentes obreros y de izquierda, aplicando el terror y la censura. La segunda etapa después del terror de la dictadura y su adoctrinamiento, era la apertura, con la llegada de la democracia, en esta etapa con el eslogan de “la libertad”, se desato a su plenitud el modelo neoliberal, promoviendo con más agresividad un lenguaje individualista y despreciativo, como el “no estoy ni ahí”, la llegada masiva de modas y culturas extranjeras a través de la música, se financiaron las barras de los club de futbol para dividir a la juventud, llego la pasta base y se dividió a la juventud en clanes o pandillas o las llamadas tribus urbanas.  En la educación se estimula la competencia mercantil, introduciendo conceptos del mercado como: la libre competencia y empresa privada, en el fondo los gobiernos de la década del 90, se esforzaron por enterrar los valores, que por años construyo la izquierda, despojando al pueblo de una identidad nacional. En tanto la izquierda tradicional, con la caída de la Unión Soviética, finalmente abandonó los valores y objetivos socialistas, como la solidaridad, el fomento del arte, la justa distribución de las riquezas, la igualdad de oportunidades en la educación, el fomento del pensamiento humanista y de las ciencias al servicio del pueblo, etc. y entran a ser parte del modelo mercantil de la política neoliberal, esta situación genera un desmantelamiento del tejido social y un abandono masivo de militantes decepcionados de sus partidos y del alejamiento de miles de simpatizantes de la visión socialista, esto acompañado por la constante campaña de la derecha, en complicidad con los partidos renovados de izquierda, instalando el concepto de la clase política, con el fin de alejar al poblador y a los trabajadores de la política, sumergiendo al pueblo en las tinieblas de la ignorancia y de su identidad como clase social.

Ese nuevo mundo mercantil, configura en las personas una nueva percepción de la realidad, hoy el pueblo vive bajo la cultura neoliberal. En otros términos, se descabezan las corrientes socialistas, se deja al pueblo sin los partidos clasistas históricos, y producto de esta nueva situación, se configuran un millar de grupos con aspiraciones revolucionarias y otras tantas preocupadas de los problemas locales.  Durante estos años, cada cierto tiempo, producto del alza del descontento social y la protesta, se han hecho intentos por unificar las luchas de estos grupos, en instrumento político o coordinadoras, las que al poco andar terminan en un rotundo fracaso. Sin duda, la cultura neoliberal permea a la sociedad que intenta organizarse, hoy podemos ser testigos que existe una excesiva territorialidad en el discurso de estos grupos, incluso existe la competencia entre sí, el desprecio hacia la formación partidaria que favorece sin duda a la dispersión de la fuerza popular, por consiguiente, favorece y deja desarmado al pueblo, ante los valores del neoliberalismo.

La izquierda socialista revolucionaria, incapaz de articular sus fuerzas en un partido único, deja a merced al  pueblo a grupos extremistas, que rondan con lo delictual en su accionar, produciendo grandes retrocesos en la toma de conciencia del pueblo, cuando este decide tomarse las calles o manifestarse contra la injusticia, ya que estos grupos, distorsionan las luchas populares con sus escaramuzas y saqueos en cada manifestación, en este punto queremos ser claros, todos los que nos manifestamos sabemos que las fuerzas públicas reprimen muchas veces sin motivo, pero también debemos ser enérgicos en condenar, el aprovechamiento de estos grupos, que actúan y perjudican el ascenso de la lucha popular y la toma de conciencia del pueblo. Estos grupos entregan constantemente, argumentos a la derecha y a sus medios de comunicación para desprestigiar la lucha popular, generan que el pueblo se reste en la movilización y provocan muchas veces represión al mismo pueblo. Esperamos en un futuro cercano, erradicar esta infección que contamina la lucha de clases.

Por otra parte, queremos ser tajantes, nosotros tampoco somos ilusos ni pacifistas cuando enfrentamos al capital y sus fuerzas represivas, también entendemos que la movilización puede tener características de violencia, pero cada acción debe cumplir un objetivo político,  como por ejemplo la lucha armada que se gestó contra la dictadura, si  hoy la violencia política resta al pueblo y lo expone como carne de cañón, entonces en esta etapa, esa violencia es nuestro enemigo y es sospechosa de ser instrumento de las fuerzas oscuras del sistema de dominación, y debe ser condenada, ya que ni siquiera cae en el rango de autodefensa de masas, esas acciones no son revolucionarias son reaccionarias y traicionan al pueblo. Esto es importante explicarlo para poder entender el contexto general y comprender las decisiones que toma el pueblo al ejercer su derecho democrático en las urnas.

Estas situaciones que exponemos, nos pueden dar respuestas del por qué nuestro pueblo voto rechazo, y es porque, la nueva constitución no calza con los valores culturales con los que ve la realidad, porque ve en la izquierda un desorden, y  porque la izquierda está preocupada de mirar el pasado incapaz de replantearse el futuro, la izquierda actual desperdigada en grupos, casi sectas, miran con desprecio la construcción de un partido revolucionario, porque en su subconsciente, esos dirigentes dejarían de ser los mecías de la cuadra o la manzana, hoy en muchos dirigentes existe un egoísmo y egocentrismo culturalmente neoliberal, no basta con levantar un territorio en particular, hay que agitar al país entero, y para eso se necesita un partido que levante un poderoso movimiento cultural, con fuertes énfasis en nuestras tradiciones como izquierda, levantando a nuestros próceres y héroes, en donde la música con contenido, la poesía, el teatro, el cine sean las armas, para cambiar en las mentes del pueblo el paradigma neoliberal.

Hoy es fundamental organizar al pueblo, pero este no se organizará si no le entregamos valores y principios, la cultura siempre ha sido la vía para crear conciencia, desde las salitreras por el norte y hasta el último muelle del sur de Chile, durante la dictadura, la cultura fue el preludio de los cambios profundos en el país y hoy no es la excepción.

En la actualidad no podemos pensar en el eslogan de moda “hasta que la dignidad se haga costumbre”, ya que actualmente los que están organizados y difunden su visión de la realidad, son los partidos de gobierno y la oposición de derecha y extrema derecha, ellos si tienen sus partidos políticos, y mientras nosotros los revolucionarios no trabajemos unidos en un solo partido, no podremos generar cambios profundos en el modelo y menos a conseguir un proceso revolucionario.

Por otro lado, si no somos capaces de construir el instrumento político con los compañeros que tienen una rica experiencia de cuadro, entonces seguiremos funcionando bajo la lógica del neoliberalismo,  nuestro partido entendiendo esta situación, se propone confluir con los compañeros veteranos de la unidad popular y combatientes contra la dictadura, para que junto a ellos articulemos el partido de la clase trabajadora, también hacemos un llamado a la juventud a sumarse a este gran desafío político y cultural.

Compañeros veteranos y jóvenes compañeros, la historia no se cansa de revelarnos durante estos años, que a pesar de las grandes y profundas movilizaciones, estas no llegan a buen puerto y terminan siendo administradas por los Partidos del orden, producto que nuestro pueblo no tiene a su partido político, el cual debe llevar la cultura y memoria histórica a las poblaciones,  campos, bordes costeros, escuelas y universidades, en donde sus militantes deben ser ejemplo en las luchas populares, con su entrega y honradez.  Solo de esta forma, podremos pensar en la revolución y el socialismo, pero primero debemos atrevernos a sacarnos el yugo neoliberal.

Nuestro partido, se pone a disposición a crear ese instrumento emancipador del pueblo, aunque en ello se nos vaya la vida como partido, si eso significa que avanzaremos seriamente en el partido de la revolución.

 

Comité central.

Partido Allendista de Chile.

20 de septiembre 2022

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