ISAPRES AL BORDE DEL COLAPSO ECONÓMICO.-

La crisis financiera del sistema de salud privado, conocido como ISAPRES, amenaza con
transformarse en una bola de nieve de consecuencias peligrosas, en donde los
perjudicados directos serán los afiliados a este sistema y la ciudadanía en general, ya que
de seguir con el llorisqueo o lobby desplegado por los dueños de estas instituciones, esta
situación puede llevar con bastante seguridad a crear tal grado de presión sobre un débil
gobierno, que éste se verá obligado a darles un salvataje económico a costa del dinero de
todos los contribuyentes. Cosa que es una aberración. Este mercado de la salud privada
que nos legó la dictadura, mediante la Constitución de 1980 que reconocía la libertad de
elegir en el ámbito en cuestión, ha entrado en una crisis económica que muchos no se
hubieran imaginado y pone en tela de juicio otra de las instituciones estrellas de nuestro
Estado subsidiario: la salud privada, junto a las AFP, el lucro en la educación y otros. Está
claro que el modelo no se va a venir abajo, por si alguien ya se frota las manos.
A julio de 2022 las Isapres habían recibido $8,6 billones (millones de millones)
de parte de sus cotizantes desde el inicio del sistema en 1981, equivalente a
US$11.363 millones al valor de julio 2022. Son cantidades exorbitantes, que podrían
haberse utilizado en mejorar el sistema de salud público, por ejemplo.
Según datos de la Superintendencia de Salud entre 1990 y 2021 las utilidades
obtenidas por estas instituciones, o sea lo que les quedó para su bolsillo luego
de gastos e impuestos, fue de $1,3 billones (millones de millones), unos
US$1.685 millones al valor de dicha fecha.
Existen antecedentes que podrían explicar o fundamentar aparentemente esta crisis, sin
apuntar al meollo de la cuestión. Como por ejemplo que se vieron afectadas por la crisis
económica provocada por la pandemia en 2020 y 2021, lo que se tradujo en un aumento
notable de las licencias médicas, que se sumaron a la judicialización de las alzas
unilaterales de los planes de salud (que terminaron sistemáticamente en derrotas para las
Isapres ante los tribunales de justicia). Recordemos que en 2010 el Tribunal Constitucional
sentenció la inconstitucionalidad de las tablas de factores que amplifican el precio base de
los planes de salud, esto generó un vacío legal que sólo podía llenar el Ejecutivo mediante
una ley. Cosa que finalmente resolvió la Corte Suprema el 30 de noviembre de 2022, la
que determinó que el problema estaba resuelto desde 2019, cuando la Superintendencia
de Salud estableció una única tabla de factores con menos tramos etarios, sin diferencia
de sexo y con mínima diferencia entre cotizantes y cargas. Al aplicar esta tabla única se
generan diferencias de precio final que deberán ser asumidas por las Isapres. Esto
adicionó a la crisis ya desatada una deuda de las Isapres con sus afiliados por un monto
de US$1.400 millones, que les deben ser devueltos y que ellas alegan que no tienen cómo
cubrir; ante lo cual el Gobierno amistosamente les ofrece mediante la tramitación de una
ley corta, que les dará hasta 36 meses para realizar la devolución del dinero.
Lo anterior se suma a los altos costos de administración que tienen estas empresas y la
escasa contención de costos de la que han hecho gala, todos factores que dan inicio a
esta crisis a partir de 2021. Esto demuestra la incapacidad de quienes manejan este
negocio de la salud privada para lograr una eficiente administración.

Hoy que vemos la cosecha de la crisis, se tiende a dejar de lado datos interesantes
además de los ya mencionados, como por ejemplo que estas instituciones son dueñas
también de clínicas y centros médicos privados, negocios que también han generado
enormes ganancias en los años de funcionamiento del modelo privado de salud; ahora,
era inevitable que esta crisis los terminara arrastrando en la rodada, la que también pone
en peligro muchos puestos de trabajo dentro de ese sector.
Los mecanismos de control estatales no funcionan correctamente, pues les permiten a
este tipo de negocios operar con excesiva autonomía en un rubro crítico como la salud de
quienes optan por esta modalidad; si bien la Superintendencia de Salud posee un sistema
de alerta que se supone debe entrar en acción ante determinadas señales, igual nos
hemos encontrado con que finalmente tenemos a estas empresas al borde de la quiebra,
llorando por un salvataje económico de parte del estado, es decir, con las platas de todos
nosotros. ¿Dónde quedó o dónde fue a parar la enorme ganancia obtenida por la casi
totalidad de años de existencia del sistema?, ¿cómo no hubo forma de gestionar
correctamente las ganancias excesivas para que ellas sirvieran para tener fondos de
reserva que les permitieran poder solventar esta clase de imprevistos?. Como buenos
capitalistas, engullen lo ganado sin poder saciarse, depredando todo a su paso y una vez
que la tormenta se les viene encima, corren a pedir la ayuda del Estado, haciendo realidad
una vez más lo ya ocurrido muchas veces en la historia de Chile y el mundo:
absolutamente capitalistas en cuanto a la apropiación de las ganancias, pero también
acérrimos partidarios de la socialización de las pérdidas de SUS negocios.
Vamos a llevar a datos concretos las cifras de este desastre del modelo.
Existen dos tipos de Isapres, las abiertas y las cerradas. Las abiertas son las que tienen
fines de lucro y las cerradas están asociadas a los departamentos de bienestar de las
grandes empresas públicas.
Las pérdidas de las Isapres cerradas, luego de descontar gastos e impuestos, se
circunscriben a lo siguiente:
En 2016 registraron por primera vez en su historia como sector pérdidas por $57.000
millones, debido a la mega estafa llevada a cabo por los dueños deMasVida. Sin embargo,
las demás empresas ese año obtuvieron igual ganancias abultadas, como siempre.
En 2021 las pérdidas del sector llegaron a la cifra de $137.000 millones
La Asociación de Isapres informó que a septiembre de 2022 las pérdidas acumuladas por
ellos llegaban a $150.000 millones.
Para poder administrar el negocio estas instituciones destinan 12% del total de
sus ingresos, con lo que gestionan la recaudación y las indemnizaciones (las
prestaciones de salud y el pago de licencias médicas). Los afiliados a Isapres
llegan a 3,3 millones de personas. Fonasa, nuestro vilipendiado sistema estatal
de salud, posee un universo de 15.233.814 afiliados a los que debe atender
destinando para ello SÓLO el 1% de sus ingresos.

Entre 2017 y 2021 las ganancias netas, después de gastos e impuestos, de las 6
Isapres más grandes del sistema (Colmena, Cruz Blanca, Vida Tres, Nueva
MasVida, Banmédica y Consalud) fueron:

-2017 $70.573 Millones.
-2018 $63.132 Millones.
-2019 $9.465 Millones.
-2020 $82.548 Millones.

Lo que da un total de ganancias de $225.718 Millones. Estas mismas Isapres
perdieron en 2021 $148.466 Millones.

OTROS DATOS INTERESANTES DE LAS PRINCIPALES ISAPRES

COLMENA: Posee 676.046 beneficiarios, es controlada por el grupo BETHIA. Incluye
Colmena seguros y el Centro Médico Medicien; posee además 50% de Clínica UC San
Carlos.
El grupo BETHIA tiene además intereses en Mega media (que incluye al cala de televisión
y las radios Disney, Carolina, Infinita, Romántica y Tiempo). Tiene participación en la
propiedad de FALABELLA, LATAM y AGUAS ANDINAS entre sus principales negocios.

NUEVA MASVIDA: Posee 283.000 beneficiarios, es controlada por el grupo NEXUS, quien
quería en 2021 comprar Colmena. Lo que fue impedido por la Fiscalía nacional económica
(FNE) Y EL Tribunal De La Libre Competencia (TDLC), por la implicancia de que dos
actores del sistema fueran propiedad de un mismo dueño. El litigio aún continúa en la
Corte Suprema.

BANMEDICA: Posee 733.431 beneficiarios. Pertenece a United Health Group, quien
también controla Vida Tres, Help Seguros, Clínica Dávila, Clínica Santa María, VidaIntegra
y otras. Tiene asimismo presencia en Colombia y Perú.

CONSALUD: Posee 692.209 beneficiarios. Es controlada por Cámara Chile de la
Construcción (CChC), a través de ILC (Inversiones La Construcción). CChC es dueña
también de AFP HABITAT, Confuturo Aseguradora y Clínicas Redsalud. ILC tiene presencia
en Colombia y Perú también.

CRUZ BLANCA: Posee 662.182 beneficiarios. Su dueño es BUPA, quien también tiene la
propiedad de Seguros BUPA, Integramédica, BUPA Sport y Sonorad. También posee
Clínicas BUPA Dan José de Arica.

Queda claro que en un país como el nuestro, la salud se reconoce como un derecho de
palabra o escrito en la Constitución de 1980, pero junto a ello se establece la libertad de
elección en torno al mismo tema conforme a la calidad de Estado subsidiario que le otorga
la misma Constitución. El lucro en la salud no se toca, como no se ha tocado realmente en
ninguna área crítica que forme parte de los pilares fundamentales del modelo económico
que nos rige. Pero los hechos hablan por sí solos: el sistema de salud privado está en
crisis, gracias a que un grupo de mercaderes se engolosinó por décadas con las enormes
ganancias producidas por este negocio. Pero bastó que un imprevisto pandémico, unido a
una gestión administrativa desastrosa, echaran por tierra a este coloso de nuestra
economía. Para qué meter más el dedo en la herida y recordar que este sistema de
Isapres funciona ideal si usted es joven, con altos ingresos, de sexo masculino y con una
salud de fierro; en ese caso el modelo de salud privada está diseñado a su medida, pero
bastará que empiece a envejecer y que sus ingresos se vean mermados, o por último que
quede cesante para que la realidad le dé un bofetazo y lo haga aterrizar, y se dará cuenta
de que dicho modelo de salud no lo va a sostener y tendrá que ir de vuelta al sistema
público, que a pesar de las deficiencias y mala imagen que se han encargado de
construirle, funciona bastante más decentemente que el privado.
Nuevamente debemos constatar y seguir siendo majaderos, en que este modelo de
sociedad no tiene como centro de su preocupación el bienestar de todos los habitantes de
Chile; este modelo ha sido construido solo para generar la riqueza que se apropian un
puñado de capitalistas inescrupulosos. Y eso seguirá así hasta que se genere un amplio
movimiento que se ponga como objetivo darle la vuelta a Chile, ponerlo de cabeza e
iniciar la construcción de un modelo de sociedad, en que el ser human@ sea el
importante.

JOAQUÍN ORTÍZ

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