EL TPP11 COMO EXPRESIÓN DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL

La aprobación del TPP11 en el Senado de la república, reafirma los tiempos que corren, en donde la Derecha y sus vasallos dictan la agenda política, las reglas del juego, validan o invalidan a determinados actores y siguen con su guerra relámpago en contra del Gobierno, con el objeto de tornarlo irrelevante a cómo dé lugar. Era lógico que se lograra su aprobación, ya que contaban con la cantidad de votos necesarios para ello, votos que no solo provienen de la oposición, ya que existen parlamentarios oficialistas que sintonizan plenamente con los postulados de la reacción chilena, cual auténtica quinta columna. Estos parlamentarios oficialistas, ex concertacionistas, son quienes desde las sombras actúan aliados a la derecha chilensis cogobernando, manteniendo esa vieja práctica de inicios de la Transición Democrática. Cuando se gana con la derecha es la derecha la que gana.

El Gobierno sigue presa de la inercia y el inmovilismo al que lo han llevado sus propios errores, su inexperiencia y las astutas maniobras envolventes de la oposición. Ya pareciera estar a punto de empezar a pedir permiso para gobernar, empieza a verse como un Ejecutivo faltó de capacidad de actuar, un paria castigado por la derrota del Plebiscito del 4 de septiembre; un exiliado en su propia tierra, cada día más solo.

En esta comedia de engaños, de errores, de soberbia desatada, de pescar a río revuelto y otras delicias de la política nacional, el subsecretario de relaciones económicas internacionales José miguel Ahumada (quien es opositor a este tratado), ha expresado que este acuerdo condensa gran parte de lo que tradicionalmente se ha entendido como Globalización Neoliberal, considerando que los beneficios comerciales son mínimos para nuestro país. Algo que no es muy difícil de entender, a medida que se lee sobre el tema, pero como no ha existido una voluntad real de transformar estas discusiones en un ejercicio concreto de participación democrática, pareciera que es un área sólo para especialistas o eruditos de la economía; el pueblo nuevamente es apenas un espectador, ya que aquellos que tienen la obligación de velar por el bien común, no están haciendo la pega.

Este tratado sólo puede ser ratificado por el Presidente de la República, pero de la forma en que se ha desarrollado esta trama, parece que el señor Boric ha renunciado a ejercer su papel de rector de la política exterior de la nación y principal responsable de sus acuerdos internacionales. Fundamentalmente, al no haber hecho uso de su atribución de retirar de discusión en el Senado el TPP11, como lo establece el artículo 132 de la Corporación del Senado y por el contrario, se está dedicando a hacer tiempo a la espera de la tramitación de las side letters con los restantes países del tratado, de los cuales sólo ha logrado hasta el momento resultados positivos con México y Nueva Zelanda.

Y volviendo más compleja aún la posición de Boric y su Gobierno, el senador independiente Karim Bianchi, logró la adhesión de 42 diputados y diputadas para acusar de vicio de constitucionalidad esta aprobación (necesitaba un mínimo de 39), con lo cual puede acudir al Tribunal Constitucional amparado en el artículo 60 de la actual Constitución que indica “que si el tratado contiene alguna disposición que incida en la organización y atribuciones de los tribunales, deberá oírse previamente a la Corte Suprema”, cuestión que no sucedió con el TPP11, que cede jurisdicción a tribunales internacionales en cuanto a la resolución de controversias.

Este tratado ha tensionado a las fuerzas oficialistas, sometiéndolas permanentemente a fuego amigo, desnudando nuevamente las falencias de diseño de este ingenio creado por la fuerza de las circunstancias y acontecimientos previos a la segunda vuelta presidencial, en donde la pureza virginal de Apruebo Dignidad tuvo que entregar su flor a los nuevos socios de Socialismo Democrático, con tal de poder ser el freno ante la arremetida de la Derecha más reaccionaria, representada por el Partido Republicano (quien alineó tras de sí al resto del sector, aún a regañadientes). En esta batahola se da la renuncia de 170 militantes de Comunes, partido miembro del Frente Amplio, quienes sienten que por un lado el Gobierno se ha ido al centro político y Comunes se ha desligado de su carácter popular como partido de izquierda; pero también se sienten no representados por la postura gubernamental ante el TPP11. Por otro lado Daniel Jadue (PC), quien también es crítico del Gobierno y su desempeño, se ha sumado al fuego amigo y asume posturas críticas que algunos ya asocian con una posible salida del partido al que pertenece, dentro del cual hace bastante rato ha pertenecido a sectores disconformes con la forma de conducirlo.

¿Es imprescindible para nuestra economía, la firma de este acuerdo comercial?, ¿nos llevará hacia el utópico desarrollo como nación?, ¿han sido los anteriores tratados comerciales firmados por el país, la llave maestra que nos han transformado en una potencia económica? La respuesta a todas estas preguntas es negativa, seguimos siendo una economía dependiente, mera exportadora de materias primas por excelencia, con un crecimiento económico y aumento del PIB y del ingreso per cápita notables, pero que aún así no alcanza para lograr el acceso a ser una economía de primer orden; y para qué mencionar que todas estas atractivas cifras económicas, se han traducido en más desigualdad en la distribución de la riqueza, como lo demuestran numerosos estudios e informes al respecto. La firma de este tratado sólo ahondará nuestra dependencia ante las potencias extranjeras y entregará soberanía a cambio de dudosas promesas de un futuro económico más auspicioso.

Oportunamente el Banco central de Chile, sube la tasa de interés a un 11,25% y anuncia recesión para 2023; el Banco Mundial anuncia que la pobreza en Chile  podría llegar este año a 10,5%; la canasta básica de alimentos, subió a $60.393 por persona y los despidos por necesidades de la empresa, tuvieron en septiembre su mayor alza del año. Datos que dan para pensar, pero para pensar en que se procura convencer a los incautos de que la firma de estos tratados nos puede proporcionar mejores herramientas para revertir cifras como las mencionadas. Estamos ante la presencia de una campaña astutamente diseñada.

Debemos tener claro que ante un cuadro de crisis económica, seremos los trabajadores quienes pagaremos los platos rotos por la toma de malas decisiones,  seremos quienes solventarán la crisis sufriendo un aumento en los niveles de explotación y viendo cómo se desata la cesantía, así como la precarización del empleo. El modelo neoliberal actuará de acuerdo a sus fundamentos ideológicos, salvaguardando la tasa de ganancia capitalista, apelando para ello a la sobreexplotación de quienes no hayan perdido su puesto de trabajo, como siempre ha ocurrido.

Pero no basta con constatar la cruda realidad, no sirve sólo poner el dedo en la llaga, hay que actuar en base a organización y conciencia, que resultan pilares fundamentales de cualquier intento por resistir los embates de estos tiempos. No se trata de saltar a patear en el suelo a Boric y su Gobierno, se trata de llamar a los sectores consecuentes del oficialismo a levantar un amplio movimiento de rechazo de este tipo de medidas, estamos hablando de aunar fuerzas con todos quienes sienten que este modelo económico es la ruina de una nación como la nuestra, estén dentro del gobierno o no. Hablamos de apelar a que el Presidente cumpla con la promesa de realizar un gobierno transformador, apoyándose en la fuerza del pueblo y reconquistando a quienes votaron por él y hoy se sienten abandonados a su suerte. Nunca más sin el pueblo, reclamaban los que abandonaron Comunes, en su carta de renuncia al partido, nosotros decimos lo mismo en pos de buscar formas de recuperar la iniciativa que se le ha entregado torpemente a la Derecha y sus vasallos.

Boric no es Allende ni las fuerzas que lo apoyan son la Unidad Popular, pero encendió una luz de esperanza en vastos sectores de la población que veían en él la posibilidad de un Mandatario que encabezara un proceso transformador, apoyado en el respaldo popular que concitó y en la posibilidad de que el proceso constituyente llegase a buen puerto. Se ha desdibujado claramente, está desperfilado y con claros síntomas de fracaso precipitado; pero no tiene porqué estar todo perdido si ni siquiera llevamos un año de gobierno, aún tenemos patria ciudadanos. Sólo un poderoso movimiento, que presione por cambios reales, que exija el cumplimiento de la promesa de desarrollar un mandato transformador, que le exija al Presidente que ejerza su rol con propiedad y no que esté a la defensiva permanente ante una derecha claramente agresiva, pero a la cual hay que enfrentar apelando a más democracia, como el mismo Boric lo ha manifestado, sólo un movimiento de tamaña envergadura podría ayudar a emparejar la cancha y retomar la iniciativa extraviada.

Pudiendo ello permitir el despliegue de un nivel tal de audacia, que lo llevara a recuperar el protagonismo ante el nuevo escenario constitucional, arrebatándoselo a la Derecha y sus aliados de las manos, para entrar derechamente a desplegar la iniciativa que tanto se le echa de menos a esta administración. La política es también el arte de lo posible y aún cuando parezca poco sensato pensar en un arrojo de esta magnitud, Boric puede aún tomar el sartén por el mango y decidirse a ir al combate frontal de las ideas, desplegando además de audacia, inteligencia.

 

IGNACIO ORTÍZ

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *